Notas del Corona en NY (23)
Trato de dormir y no puedo. Ya no resisto los desvelos. Los hago parte de mi vida. Intentaré dormir virtualmente. Todo es virtual estos días. Mis reuniones de trabajo, las conferencias, los happy hour y hasta los velorios. Mañana estoy invitado a uno del padre de una compañera de trabajo peruana. El padre murió de Corona hace unos días. Tuve el honor de ser el único invitado de la oficina aparte del director. Es a las 6 pm. Antes de eso, tengo un taller virtual de escritura de 1 a 5 de la tarde. Mañana será un domingo virtual. Pronto se me olvidará cómo era el mundo antes. Todo ha cambiado.
Notas del Corona en NY (22)
Trato de dormir y no puedo. Ya no resisto los desvelos. Los hago parte de mi vida. Intentaré dormir virtualmente. Todo es virtual estos días. Mis reuniones de trabajo, las conferencias, los happy hour y hasta los velorios. Mañana estoy invitado a uno del padre de una compañera de trabajo peruana. El padre murió de Corona hace unos días. Tuve el honor de ser el único invitado de la oficina aparte del director. Es a las 6 pm. Antes de eso, tengo un taller virtual de escritura de 1 a 5 de la tarde. Mañana será un domingo virtual. Pronto se me olvidará cómo era el mundo antes. Todo ha cambiado.
Notas del Corona en NY (21)
“Que no te coja lo que anda, acere”, fueron las últimas palabras de mi amigo “Totin” al despedirse, haciendo alusión a una frase muy popular en Cuba en estos días. Rumbero por excelencia. Sabio por la calle, no por lo añejo y amigo incondicional. Me llama religiosamente todas la semanas para ver cómo estoy. “Estoy”, le contesto con lo que podría ser una respuesta que no arroja mucha luz sobre mi suerte. Es no estar ni bien ni mal, es no saber cómo se está, es estar en ese limbo pandémico existencial.
Notas del Corona en NY (20)
Este virus es impredecible y no es de fiar. Hoy en New Jersey hubo más muertes por el virus que en ningún otro día. No es momento de bajar la guardia. A mí nadie me saca de aquí hasta que no me sienta seguro. No importa nada. La vida no puede ser remplazada, los trabajos sí.
Notas del Corona en NY (19)
Ya perdí la cuenta de los días. Deben ser muchos. Empiezo a desesperarme. Ya hasta el ruido de las cacerolas a las 7 me molesta. Aquí no solo son las cacerolas, son las bocinas, las alarmas y los gritos eufóricos del confinamiento. Ayer salí de noche a comprarme algo. La calle estaba desierta y desolada. Me siento más seguro de noche. Quizás nuestra vulnerabilidad se hace menos visible o las noches son más livianas. Llevo días sin ver noticias. La última vez habían muerto 749 en un día. Decidí no ver más. Llevo semanas sin dormir de corrido
Notas del Corona en NY (18)
Hoy es domingo de pascua y no hay doñas con Pamela, ni niños buscando huevos. Lo que hay es miedo y desolación. El virus se apoderó de las calles.
Notas del Corona en NY (17)
No voy a pelear con el sueño. Es una pelea que perdí hace tiempo. Le temo al día. Me levanto siempre con el temor de sentir algo distinto en mi cuerpo. El menor cambio me provoca una terrible ansiedad. El otro día amanecí con la nariz congestionada y entré en pánico. Me levanté de un brinco a tomarme todas las vitaminas C que encontré, varios tes de jengibres y limones, sopas y un poco de agua caliente con baking soda, por si acaso. El virus, si no se va por lo caliente se va por el susto con la cara desorbitada de poco sueño que tengo, las burbujas saliéndome por la boca y un recorte irregular que me di con las máquina, que me dejó una calva por el lado. Por lo menos aquí en esta ciudad todo se vale y puede ser visto como un corte de vanguardia o a la moda.
Crónica de un domingo cuarentenado
Por Eugenio Hopgood Dávila
Mi sueño era plácido después de una noche de intenso jangueo sabatino en la plaza...